El viernes fue especial. Estuvimos sólo para decirte que te queremos. Sólo por si necesitabas un abrazo. Porque ese día tu viejo te iba a faltar.
Entonces llegaron todos y nosotros nos fuimos. Al día siguiente, también llegamos temprano para poder compartir contigo, antes que el resto inundara el lugar con sus recuerdos. Y el domingo, nos pusimos en el sector vip (igual que en diciembre pasado) y lloramos cuando te escuchamos hablar. Impresionante, tanta gente, tantas historias, tantas voces. Los acompañamos por la carretera, mapocho, recoleta. Hasta que todo pasó y algunos se fueron. Lentamente el silencio apareció a ratos y pudimos despedirnos...
Cuando las voces y los discursos se callen. Cuando la gente vuelva a su rutina y deje de estar. Cuando las ausencias se noten en el alma y te parezca oir de vez en cuando, su voz contándote las historias que mil veces escuchaste.
Cuando sientas tu cuerpo cansado de todo lo vivido, de todo lo sentido.
Cuando tengas ganas de recordar, de llorar, de reír, de carretear o de ser escuchado... Nosotros vamos a estar. Como siempre.
Te queremos amigo.
lunes, abril 21
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