
Un 9 de marzo de 1998, con tan sólo 17 años, esta humilde pequeña iniciaba sus clases de periodismo en la Portales.
Perdida como siempre empecé a buscar la sala donde sería la bienvenida a los alumnos nuevos.
En este deambular por Ejército y las escaleras de otra escuela que no era la nuestra, conocí a los que serían mis compañeritos. Herny y Michele fueron los primero con quien hablé, luego se sumaría Nacho, Pato, Andrea, Cag, Marcela, Patty, Morano, Fajardo y así... hasta que finalmente un gran grupo de universitarios novatos dio rienda suelta a su amistad.
Imposible olvidar la primera semana caturra, cuando fuimos al metro a cantar para "hacer unas moneas" y poder comprar el necesario abastecimiento para el carnaval de República. La HotNigth que fue un fracaso por el descontrol hormonal y etílico masculino (aunque no sé si fue en primero o segundo).
El paseo a la playa y los interminables partidos de Taca Taca junto a María Paz.
¡Y Sealand! qué buenos momentos junto a las niñas. Apoyando al deporte nacional.
Las conversadas cervezas con Cag y Nacho en La Terraza, resolviendo corazones quebrados, analizando las situaciones complicadas y arreglando el mundo. Cuando en segundo, organizamos el mechoneo en quince minutos y como con 6 personas. El ¡para para, vamos o no vamos a la playa!
Cuando Herny amorosamente tenía que transportarme soportando eternas charlas post-carrete (ya que el chiquillo era motorizado) y las mil veces que se metió en contra del sentido del tránsito.
El paseo del ombligo, cuando de sorpresa llegaron Cag y Fermo. El combo de Millán a Nacho y los cuidados extremos de my black y cómo olvidar cuando Matías nos obligó a evacuar la cabaña producto de sus gases naturales. Y ¡la canción que no dice nada!. El muerto que nos quedó y terminamos de comer en la casa de Fajardo.
Uuff Fajardo y sus pololas, sobre todo una que quedó en la retina de los muchachos que esa tarde tomaban sol en la casa de Michele. Y cuando Carlos les enseñó a los compañeritos en el cumpleaños de la lola a tomar golpeado.
Los viajes a Los Molles... y Nacho con su maleta. Cuando la Coté tuvo que ir a buscar las llaves a la casa del joven manos de tijera, cuando fuimos a ver el partido de la selección a un bar roooto con nuestros vasos de ponche, cuando los despertábamos temprano para que fueran a comprar el pan (estrategia que nunca funcionó), cuando íbamos de paseo al Puquén.
Los muchos paseos a Maitencillo y los miles de asados que hicimos con luca...
De ese gran grupo, quedamos pocos... claramente los más amigos. Y el tiempo nos ha convertido en una familia.
Han pasado tantas cosas que los 10 años se notan y se agradecen. Este mes nos iremos a Maitencillo, una vez más. A celebrar. Todos más viejos (aunque según yo, se nota cero) pero con las mismas ganas que la primera vez que salimos. Los quiero muchísimo y una vez más, gracias por seguir estando.