viernes, octubre 19
Pancha... la abuela
Ayer tuve una visión. Justo cuando iba caminando hacia el auto, me encontré con mi futuro.
Era una viejita, pero de esas bien viejitas. Con el pelo blanco, caminando encorvada apoyada con su bastón. Tan pequeñita como yo. A su lado, el marido tan viejo como ella. Más alto y menos canoso.
Los miré cuando pasaron a mi lado y me pensé dentro de varios años más.
Entonces imaginé mis años de abuela. Tan carretera como siempre, aprovechando al máximo los viajes de la tercera edad. Juntándome con los driles para discutir lo suelta que está la juventud actual y acordarnos de cuando nosotros éramos jóvenes. Hablando hipocresías como "yo nunca me tomé unas copas de más. Mira esas niñitas de ahora."
Conversando con las niñas del nuevo nieto y mirando a los hijos de Rodolfo correr por el patio de la casa.
Quiero ser abuela chora. De esas que cocinan rico y malcrian a los nietos. De esas que juegan pocker con sus amigos y que se toman más de un vasito de mistela. Quiero criticar los nuevos tiempos y aprovecharme de cada subsidio estatal. Quiero salir a disfrutar de cada sol de la tarde junto a caracol y felicitarnos cada fin de agosto.
Quiero tener una mecedora y tejer chalcitos frente a mi chimenea en invierno. Quiero escuchar a caracol pelear con los gatos porque siempre se acuestan en SU mantita y la dejan llena de pelos.
Quiero irme a dormir con mi viejo cada noche, hasta que una tarde, nuestros cuerpos cansados de odiar a la juventud y agradecidos de tanto carrete, se tomen de las manos para decir adiós.
viernes, octubre 5
La detención
“Porque digan lo que digan yo soy libre de pensar
porque creo que es la hora de ganar la libertad
hasta cuando ya de abusos, es el tiempo de cambiar
porque basta de miserias ¡voy a decir que no!”
Pero todo esto se me desarma cuando pienso en los motivos. Y me pregunto ¿pesa más la plata que la vida? Así parece.
¿Y qué pasó con los derechos humanos?
Las osamentas encontradas, los duelos no terminados, los casquillo de fusiles enterrados, la sangre y las velas en conmemoración. Esos que lucharon por la libertad, a esos que mataron por crueldad. La torturas... la terribles torturas que no desaparecen de la memoria como tampoco la imágenes de aquellos que hicieron desaparecer.
Él murió, sin culpas. Ellos ahora presos, pagando por motivos que no sanan heridas. Motivos que no devuelven la paz.
Después de tantos años de horrores, fue el 5 de octubre de 1988 cuando muchos dijeron NO. ¿Se acuerdan? Yo sí. Mi papá afónico de tanto celebrar, las lágrimas de emoción, las banderas por todos lados. Todos salieron a cantar, a gritar, a festejar, por primera vez en mucho tiempo sin miedos.
Tengo una mezcla de emociones. Se me aprieta el estómago y mi cabeza da vueltas en recuerdos de personas extrañas durmiendo en mi casa, de radios que extrañamente se estropeaban, de pelucas, de conversaciones, de las detenciones y atrás, una vocecita que no quiere parar: "para que nunca más en Chile, para que nunca más..."