Los Matrimoniados

El sábado 8 de septiembre era algo especial. La tía Cote y tío Ivo se unían en matrimonio. Me imaginaba a la lola corriendo de un lado para otro, arreglándose para el evento.
Al chiquillo, nervioso, con las manos tiritonas pero con el alma más feliz que la mierda.
Estaba en eso cuando sonó mi teléfono.
Miré la pantalla: Ivo. ¿Pero este niño no se casa hoy?, me pregunté. ¿Porqué está llamando en lugar de estar en un spa o haciéndose los pies?
El asunto es que mi amigo andaba corriendo para todas partes tratando de arreglar los mil detalles que salieron al camino justo el día en que con su señora María José, se casaban ante la ley.
Entre tantas cosas... tuvieron un problema con la música.
Así que subí rauda al computador y me puse a grabar cd. Todo esto, mientras Caracol se duchaba y nos vestíamos y arreglábamos y ¡apúrate que hay que pasar a buscar a la tía Dany!
La cosa es que llegamos puntualmente a las 17:30 a la residencia de nuestra soltera amiga Cote. Salió a recibirnos el novio. Feliz, con cara de cumpleaños.
La casa estaba bella. "A todo trapo" diría el gran Coco Legrand, por la carpa con la que cerraron el patio trasero y llena de velitas (muy del gusto de la novia, hay que decirlo... jejeje)
Comenzó la ceremonia con la bendición de las argollas. Para eso, Gonzalo fue el encargado de traer especialmente desde la India al cura: Apu. Quién no sólo olvidaba las palabras, sino que quiso fulminar a Caracol con una feroz mirada y trató repetidas veces de exorcisar a la novia, convencido de que bañándola en agua bendita, la salvaría de todos sus pecados.
Por suerte nuestra tía Cote logró esquivar sus chorros con magníficos movimientos al más puro estilo Matrix.
Luego, llegó la mina del cd... que con su entonación de Luli, dio inicio a la ceremonia civil en la que mis amigos se comprometieron a ser un matrimonio feliz y bien constituido hasta que la muerte los separe.
Tío Horacio y tío Pedro, también chochos por la unión de sus criaturas. La testigo (Nicole) feliz y nosotros, inmortalizando el momento. Aunque debo decir que a Caracol también se le llenaron los ojitos de emoción cuando los niños recibieron la libreta.

Enseguida salieron los piscos sours, el brindis por la nueva pareja, los "yo les dije" de la señora Saavedra, las brochetas de camarón que estaban de pelos, el pelambre con Ivis, las hojitas de parra, el copete y más comida y más risas y más comida... la cagó, parecíamos niñitos hambrientos. Si lo que pasaba junto a nosotros ¡cagaba!


Y claro, como no podía faltar en un buen matrimonio (y sobre todo tratándose de los poco prendidos Evo y Cote.... ups, Cote y Ivo... bah, Ivo y Cote) nos pusimos a bailar sus pulentos temones con perreo y demases.

¡Puta que lo pasamos bien!
Gracias niños por invitarnos a disfrutar junto a ustedes de ese momento. Ojalá que sean muy muy muy requetecontra muy felices.
Les quiero muchísimo y aunque aún falta la Iglesia ¡YA SON MARIDO Y MUJER! EH EH EH
Sólo les quiero decir: Después se pone peooooorsh